El criterio es lo más valioso, pero el criterio siempre está acuciado por una fiebre de miedos, dudas, autocríticas y desánimos…, un mal imperioso e inevitable que previene del equilibrio. Antídoto: deseo, necesidad, conocimiento y pureza, (tres gotas de cada uno antes y después del movimiento). Ánimo, hermano.
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El criterio es lo más valioso, pero el criterio siempre está acuciado por una fiebre de miedos, dudas, autocríticas y desánimos…, un mal imperioso e inevitable que previene del equilibrio.
Antídoto: deseo, necesidad, conocimiento y pureza, (tres gotas de cada uno antes y después del movimiento).
Ánimo, hermano.
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